viernes, 28 de junio de 2013

¿El dinero o la vida?: Las farmacéuticas

Según la Declaración Universal de los Derechos Humanos, todo ser humano tiene derecho a la vida[1], prevaleciendo este derecho sobre los demás, tal como lo establecen la mayoría de Constituciones del mundo. Sin embargo, una cosa es lo que dicen las leyes, y otra lo que verdaderamente es. Escribo este artículo con la pregunta ¿Qué es más importante: la vida o el dinero?, lo más normal es que todos respondiésemos a esa pregunta con la vida, pero otra vez, hay una gran distancia entre el discurso y lo que practicamos.

Las farmacéuticas son en principio, empresas que se crean con fines de lucro cuyo objeto social es el de preservar y mejorar la calidad de vida de las personas, es decir, ellas ganan dinero ayudando a las personas a vivir más y mejor. Pero entonces, ¿en qué punto empiezan a abandonar su admirable objeto  social?: es fácil de responder, en el momento en que la vida pasa a ser algo secundario, una simple mercancía, y el dinero se convierte en lo fundamental.

En el 2011, en el mundo las farmacéuticas vendieron 1,08 trillones de dólares, y para el 2020, se espera que vendan 1,6 trillones de dólares[2], en Colombia, para el año 2011, solo por el canal de distribución comercial, es decir, lo que se vende por medio de farmacias, tiendas y supermercados, fue de 4 billones de pesos[3], según estimaciones, esto representa el 60% de sus ventas, mientras que el canal institucional otro 40%. Para 2010, se registraban en total de 7,2 billones de pesos en ventas de las farmacéuticas[4].
Estas grandes ganancias, están sustentadas en el tinte monopolista de la industria farmacéutica, a las empresas se les otorgan patentes concediendo el derecho de explotación exclusivo de ciertos medicamentos. Como la demanda de medicamento es bastante inelástica, es decir, la variación de la cantidad demanda es poca respecto a la variación del precio (popularmente: la necesidad tiene cara de perro), estas empresas, abusando de su posición monopolística, suben el precio, a tal punto, que se vuelve inaccesible para muchas personas de bajos ingresos, o le cuesta millonarios recursos al estado, desangrando el presupuesto  público.

Claramente, la intención de todo negocio es mantener a sus clientes y ganar más, y al parecer, eso es precisamente lo que está haciendo la industria farmacéutica, es decir, evitar que los pacientes se curen definitivamente, o bien, generando efectos secundarios para que posteriormente requieran otros medicamentos y tratamientos. ¿Han perdido su objeto social?, pues en vez de preservar y mejorar la calidad de vida, estarían haciendo todo lo contrario, solo por ganar dinero. Sin embargo, esto no se puede generalizar ni tampoco documentar con fuentes académicas, pues hay intereses de por medio que impiden la realización de investigaciones.

Hay un caso, que ha sido muy controversial en las redes sociales y en los Estados Unidos, es el caso del Dr. Burzynski, a través de un documental, narra la historia que ha tenido que pasar con un tratamiento experimental contra el cáncer, mostrando los resultados que ha tenido y la persecución que ha tenido por parte de las autoridades estadounidenses, entre ellas la FDA (Food and Drog Administration), la Texas Medical Board y el NCI (National Cancer Institute), estas entidades han interpuesto decenas de demandas contra el doctor y su clínica, y en todas ellas, este ha sido absuelto.


Según denuncia el documental, la FDA pasó a formar parte de la nómina de las farmacéuticas, pues por cada medicamento aprobado, la FDA recibe un pago; para el Dr. Burzynski y algunos de sus colegas, las farmacéuticas presionan por la no aprobación de su tratamiento  puesto que dejarían de recibir millonarios recursos producto de la venta de quimio y radioterapias. Sin embargo, muchos de los críticos de Burzynski dicen que lo único que hace es cobrar altas sumas de dinero a sus pacientes, puesto que al ser un tratamiento experimental los planes médicos no lo incluyen, estafando y jugando con la esperanza de sus pacientes. Según estadísticas del Dr. Burzkynski su tratamiento tiene entre un 25%-50% de efectividad y no deja efectos secundarios severos, en contrate con las quimio y radio terapias con un 1% de efectividad y múltiples efectos severos y permanentes. [5]

El debate dentro de la Economía de la Salud es bastante amplio y profundo, la prestación del servicio de salud acarrea grandes costos, el dilema es que se está privando a la gente de un derecho fundamental como lo es la vida, se tratando la vida como una mercancía más, desde mi perspectiva esto no debería ser así. Lo que han sugerido múltiples personalidad es el de tratar de reducir los costos que conlleva la salud, pero no limitando los tratamientos, sino utilizando las herramientas del mercado al máximo: los tratamientos especializados son costosos porque hay muy pocos médicos especialista, la solución entonces, es aumentar el cupo en los posgrados en medicina; los medicamentos son muy costosos porque las patentes crean un monopolio, este es un tema más delicado porque colocar precios máximos demasiado bajos, podría desestimular la investigación, sin embargo, es algo que debe hacerse, establecer un límite de ganancia en estos medicamentos.

Finalmente, la invitación al lector para que comente y comparta el artículo, así como para que vea el documental del Dr. Burzkynski y se documente también con otras fuentes.



viernes, 7 de junio de 2013

La responsabilidad de las Instituciones de Educación Superior

Cada vez es más común encontrarse con instituciones de educación superior de muy baja calidad, conocidas popularmente como “universidades de garaje”, estas instituciones que en principios son “sin ánimo de lucro”, poco se preocupan por la investigación, sino que sus esfuerzos están concentrados en graduar la mayor cantidad de alumnos posibles con altas matrículas que no corresponden a su nivel académico. Personalmente podría considerar estas instituciones como una especie de “estafa” avalada por el Ministerio de Educación Nacional, los estudiantes de ellas tienen el sueño de ser profesionales para poder mejorar sus ingresos, pero a la hora de ejercer, ven las puertas del mercado laboral cerradas.

Según la ley 30 de 1992, las instituciones de educación superior tienen dos clasificaciones, según su carácter académico (Tipo A) y según su naturaleza jurídica (Tipo B). Dentro de las primeras se reconocen cuatro categorías: técnicas profesionales, tecnológicas, universitarias o escuelas tecnológicas y universidades; para la segunda clasificación se reconocen dos categorías: públicas, que a su vez se clasifican en establecimientos públicos y entes universitarios autónomos, y privadas. Cada una de las categorías tiene ciertos requisitos y puede ofrecer diferentes tipos de programas académicos, la clasificación de cada institución de educación superior la determina el Ministerio de Educación Superior.

Dentro del Sistema Nacional de Información de la Educación Superior –SNIES-, existen 207 instituciones de educación de carácter privado y 80 de carácter oficial (sin contar seccionales), teniendo en total 287 instituciones de educación superior en el país. Así mismo existen 37 instituciones técnicas, 50 tecnológicas, 119 universitarias y 81 universidades.


Gráfica 1: Distribución de IES privadas por carácter académico. Fuente: SNIES


Gráfica 2: Distribución de IES oficiales por carácter académico. Fuente: SNIES


Gráfica 3: Distribución de IES por carácter académico y naturaleza jurídica. Fuente SNIES

Sin embargo, a pesar de que existen tantas instituciones de educación superior son muy pocas las que han alcanzado la Acreditación de Alta Calidad Institucional, sólo 11 de las 80 de carácter público y 17 de las 207 privadas, lo que pone en evidencia la baja calidad de las IES del país. Al mirar la calidad desde la perspectiva de la investigación, el Ranking U Sapiens ha hecho un gran trabajo, este clasifica a 81 de las 200 Instituciones Universitarias y Universidades que existen en el país, pues solo estas cumplen con los estándares mínimos exigidos; es decir que 119 IES que pueden hacerlo, no ofrecen ningún programa de Maestría o Doctorado, no tienen grupos de investigación acreditados ante Colciencias, ni revistas científicas.

El panorama es preocupante, si se tiene en cuenta que por ley, las IES no pueden tener ánimo de lucro, y todas sus ganancias las deben re-invertir en la Institución; me surgen hipótesis a partir de mi propia observación, que habrá que comprobar con investigaciones serias acerca del tema, como ¿dentro de las IES se pagan altos salarios a los directivos (y finalmente dueños) y se firman jugosos contratos con empresas de los dueños para sacar así las ganancias y reinvertir poco?, ¿se está destinando la mayor parte de los recursos a infraestructura, becas, publicidad, etc. con el fin de aumentar la cobertura, pero descuidado lo académico?, ¿no existe una voluntad de los dirigentes de las IES para mejorar?.

Algunos críticos podrán decir que las instituciones de educación superior se enfocan en aumentar la cobertura porque piensan en la gente que se queda por fuera sin estudiar, y quieren darle más oportunidades ampliando la oferta de programas y cupos, puede que sí, ¿pero a qué costo?, ¿realmente termina siendo beneficioso para la gente?. Las IES deben también invertir en previsión del mercado laboral en los próximos años, para así determinar qué cantidad de cupos ofertar para no generar una sobreoferta de profesionales en diversas áreas, que finalmente hace que los salarios y la vinculación laboral de sus egresados baje. Si de verdad se piensa en la gente, en los estudiantes, en los egresados, las IES deben entonces tomarse esta responsabilidad, aunque signifique reducir el número de matrículas, y por tanto sus ingresos.

Por ejemplo en Brasil, existe una gran cantidad de abogados y economistas, pero tienen gran escasez de ingenieros, al punto que han abierto programas para traer a estos profesionales de diferentes países del mundo, pues las empresas (como las petroleras) no encuentran a este tipo de profesionales en ese país. Por ello el Ministerio de Educación Nacional y las IES públicas y privadas deben estudiar la futura demanda de profesionales para saber qué cantidad deben ofertar. Esto son leyes del mercado, que al parecer las Instituciones de Educación Superior ignoran, y finalmente quienes pagaran serán los estudiantes y egresados.

Termino diciendo que las IES del país deben tomarse más en serio la calidad; enfocar más a sus estudiantes para que creen empresas exitosas, que sean empleadores y no empleados, esa es la visión de las mejores universidades del mundo; si las instituciones realmente quieren cumplir con el objetivo de transformar la sociedad, deben apuntarle más a la investigación que ayude a resolver los problemas de la gente, el estado y las empresas; ponerse diariamente nuevas y más altas metas; pensar responsablemente en sus estudiantes, egresados, profesores y empleados y finalmente en la Sociedad.